domingo, 6 de febrero de 2011

Patricio Henríquez en DocsBarcelona : derechos humanos y memoria histórica


Por María José Bello

El director chileno Patricio Henríquez -que reside en Canadá desde 1974- fue uno de los invitados de honor de DocsBarcelona 2011. En el marco de este encuentro cinematográfico presentó su última película, co-dirigida con el realizador Luc Côté, You don`t like de truth. 4 days in Guantánamo y dictó una conferencia en la que a través de extractos de sus documentales habló al público sobre su carrera y su visión del oficio de realizador.

You don`t like de truth. 4 days in Guantánamo es un documental crudo e impactante que confirma nuevamente el compromiso del director con el desarrollo de temáticas sobre derechos humanos. La película recupera unos archivos en video sobre Guantánamo desclasificados recientemente por EEUU en que unos agentes interrogan a Omar Khadr, un joven canadiense de origen árabe acusado de matar a los 15 años a un soldado estadounidense en Afganistán. Los directores hacen dialogar una selección de imágenes del interrogatorio con una serie de testimonios que van reconstruyendo la historia de Omar.

El resultado es un documental sobrecogedor acerca de las injusticias del sistema carcelario, la crueldad de los interrogatorios y la tortura psicológica y física a la que es sometido un menor contra el cual no se ha probado nada y al que se está discriminando por su origen. La película obtuvo el premio especial del jurado en el festival de cine documental de Amsterdam IDFA 2010.

La fragilidad de la memoria

Luego de la proyección del documental Henríquez sostuvo un encuentro con el público en el auditorio de La Pedrera donde habló a través de su cine acerca de diversos temas que ha enfrentado en tanto director, tales como la reconstrucción de la memoria histórica o los dilemas éticos del documental. Su ponencia comenzó con la proyección de una secuencia de su película más conocida y premiada internacionalmente: El último combate de Salvador Allende (1998), en la que recupera a través de diversos testimonios los detalles de cómo se vivió el 11 de septiembre de 1973 al interior del Palacio de la Moneda.

La secuencia seleccionada es la que narra el instante de la constatación de la muerte del presidente. En ella, el médico Arturo Guijón cuenta que él vio el momento en que Allende se disparaba. Vemos imágenes de un pasillo de La Moneda, luego su testimonio y una fotografía del presidente con el cráneo destrozado. El director señaló que se trata de una secuencia que causó mucha polémica porque la izquierda chilena fue durante mucho tiempo reticente a aceptar el suicidio de Allende y que es a la vez un tema de total actualidad puesto que en las últimas semanas el poder judicial chileno ha ordenado reabrir la investigación acerca de la muerte del ex-presidente.

A partir de lo anterior, el director planteó el tema de la fragilidad del testimonio y de la memoria. En cuanto a su elección de contar la historia de una determinada manera, dijo que para él no había razón para que Guijón mintiera: era una persona muy cercana a Allende que no tenía por qué inventarse una historia. En este sentido, plantea que es fundamental la relación y la confianza que los realizadores tienen con sus fuentes. A partir de este testimonio, Henríquez arma una secuencia cinematográfica que reconstruye una determinada versión de los hechos. En otras películas, la muerte de Allende ha sido abordada de diferentes maneras. Tal es el caso de Llueve sobre Santiago (1976), filme de ficción de Helvio Soto en que vemos a un Allende que muere en combate. Post Mortem (2010), película de Pablo Larraín, tiene una escena en que se representa la autopsia de Allende y se avala la versión del suicidio, aunque uno de los personajes la cuestiona igualmente.

El propósito de estas líneas no es reabrir la polémica acerca de las circunstancias de la muerte de Allende que -tal como lo señaló Henríquez- mantuvo a la izquierda durante años sumida en un debate estéril, sino destacar la importancia del cine como medio de educación y reconstrucción histórica. La memoria de un país se construye a partir de diferentes voces: las voces públicas, las voces privadas, los discursos oficiales, las voces mediáticas etc. En el caso chileno, la prensa calló durante muchos años los crímenes de la dictadura y en la actualidad su tarea de memoria sigue siendo escasa. Ha sido el cine, especialmente el documental, el que ha intentado recomponer las piezas de un pasado silenciado y poner temas fundamentales en el tapete como son el golpe de estado y las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Chile entre 1973 y 1989.

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