domingo, 4 de octubre de 2009

La muerte como parodia


Cinco días sin Nora / Mariana Chenillo / México / 2008 / 92 minutos / Premio al mejor largometraje, Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz 2009

Por María José Bello

Cinco días sin Nora -la ópera prima de la directora mexicana Mariana Chenillo- se hizo acreedora en el día de ayer del premio “Abrazo” al mejor largometraje del Festival de Biarritz 2009. En la competencia del certamen participaban diez largometrajes latinoamericanos, de los cuales siete eran primeras películas. Durante la presentación de su filme en Biarritz, Chenillo explicó que es una historia en gran parte autobiográfica, basada en el suicidio de su abuela. Y que como se trata de un tema difícil, le pareció que la mejor manera de abordarlo era a través del humor.

El filme comienza con la muerte de Nora, una mujer de edad avanzada que vivía sola en su departamento. El primero en encontrar el féretro es Juan, su ex-marido, de quien se había separado hace más de veinte años. A éste parece no importarle lo que acaba de descubrir, es casi como si lo hubiera estado esperando. Luego sabremos que Nora había llevado a cabo una seguidilla de intentos de suicidio tras años con depresión. Deseaba morir desde hace mucho, y en esta ocasión estaba segura de lograrlo por lo que dejó todo preparado para su entierro que se realizaría en las festividades judías de Pésaj.

La llegada de un rabino al departamento con el propósito de ayudar a que el entierro se lleve a cabo según las tradiciones judías, generará un punto de quiebre en la trama. A partir de entonces Juan hará todo por oponerse a la voluntad del rabino y luchará por llevar a cabo el sepelio como él quiere, aunque esto le lleve a confrontarse con su hijo y buena parte de la familia.

En un encuentro con el público Mariana Chenillo señaló que su película ha tenido una buena acogida en México donde se estrenó hace dos semanas en salas comerciales. Sin embargo, comenta que la lectura del público y de la crítica se ha centrado mucho en el tema religioso y que si bien es algo que está presente a lo largo y ancho de la historia, es un pretexto para abordar la relación de Nora y Juan. Su historia de amor, separación y reconciliación tras la muerte de ella.

La película cuenta con una muy buena calidad técnica, pero peca de convertirse a ratos en teatro filmado. Como el 90% de la historia ocurre en un mismo departamento, resulta un desafío lograr una riqueza en el trabajo de cámara. Y pese a que Chenillo trabaja el fuera de campo, genera algunos recorridos por los pasillos, etc, la mayor parte del tiempo sólo recurre al plano y contraplano. Otro pequeño reparo se puede hacer en términos de guión. Si bien el filme tiene muchos momentos divertidos, no pasan de ser momentos. La atención se mantiene gracias a estas situaciones absurdas y contradictorias que van apareciendo en el transcurso del metraje, y también gracias a los diálogos y a las confrontaciones entre los diferentes actores de la historia, pero falta un hilo conductor más fuerte, una mayor profundidad o verdadera transformación de cada personaje, para evitar que algunos de ellos se encuentren al límite del estereotipo.

Cinco días sin Nora es una película intimista que cobra universalidad al revelar los típicos dramas familiares. Es una historia trágica y divertida, dulce y agraz. Un velorio, al igual que los demás ritos de la vida, es un momento en el que afloran las diferencias religiosas, las deudas del pasado, los secretos. Se trata de un encuentro que rápidamente se convierte en desencuentro, para finalmente encontrar un equilibrio final.

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