domingo, 30 de mayo de 2010

Electrodoméstica

Es poco común, por desgracia, toparse con un cortometraje en el que se despliegue un humor tan fino y cáustico como el que demuestra Kleber Mendonça Filho en "Electrodoméstica" (2005). El realizador brasileño hace de Recife, una vez más, el lugar donde llevar a cabo una aguda crítica de la sociedad de consumo.

Con ustedes un pequeño clásico brasileño de la última década:

miércoles, 26 de mayo de 2010

Tres mujeres latinoamericanas compitieron en Cannes

Por María José Bello N.

Marialy Rivas (Chile), Marcia Faria (Brasil) y Mónica Lairana (Argentina) fueron las representantes latinoamericanas de la competencia de cortometrajes de este año en Cannes, categoría que reunió nueve trabajos de ficción, animación y documental de diferentes rincones del mundo.

Blokes de Marialy Rivas es un corto basado en un cuento de Pedro Lemebel. Cuenta la historia de Luchito (13) que, en plena dictadura, se enamora de su vecino. Es una historia cargada de erotismo que cruza el despertar sexual de un niño con la historia política del país. Estaçao de Macia Faria, nos adentra en la cotidianeidad de Inés (21), una chica brasileña que sueña con ser actriz. Deja Brasilia para probar suerte en Sao Paulo pero termina viviendo en la estación de trenes. Rosa de la argentina Mónica Lairana nos muestra la cotidianeidad de una mujer de edad madura, quien busca en la masturbación y en el sexo pasajero una vía de escape a la monotonía de su vida.

El sábado 22 de mayo, penúltimo día de festival, fue el turno de los cortos. La función –que tuvo lugar a las 11 de la mañana en la sala Debussy del Palais des Festivals- contó con una gran afluencia de público. Asistieron asimismo los directores y los jurados de la competición. Pese a la importante presencia latinoamericana y la calidad de los tres trabajos presentados, ninguno de ellos logró hacerse acreedor de un premio en el certamen. La palma de oro fue otorgada al cortometraje de animación francés Chienne d’histoire de Serge Avédikian que trata sobre una deportación masiva de perros a una isla luego de que éstos hubieran invadido las calles de Constantinopla en el año 1910. Historia con una interesante técnica de animación, pero con un guión bastante plano, los 15 minutos de duración del cortometraje se hacen largos y a mi parecer este trabajo está lejos de ser el mejor corto de la competencia…. Distinto es el caso del documental Micky Bader de la directora sueca Frida Kempff que obtuvo el premio del jurado. Es la historia de Micky, una abuelita que asiste desde hace más de medio siglo al club de natación de su ciudad. Mientras vemos imágenes del lago al que acude durante todas las estaciones del año, su cálida voz nos introduce en las vivencias de su larga vida: la juventud, el amor, el temor a persecución nazi, la familia y el placer de disfrutar de la existencia.

El veredicto del jurado en esta categoría me pareció tibio, poco arriesgado. Los dos cortometrajes premiados son políticamente correctos, consensuales y bastante predecibles. Este no es el caso del resto de la competencia y particularmente de los cortos latinos, bastante más jugados. Pero la decisión de los jurados en los grandes festivales tiende siempre a ser un poco conciliadora…

martes, 18 de mayo de 2010

La silla vacía de Panahi


Por Ignacio del Valle

Cuando hace un año con María José Bello nos decidimos ha crear esta página difícilmente habríamos pensado que algún día dedicaríamos una columna a un cineasta que no fuera latinoamericano. Sin embargo, si hoy decidimos saltarnos lo que ha venido y seguirá siendo nuestra línea editorial es porque nos ha parecido que las circunstancias lo exigían.

El pasado mes de marzo, el arresto arbitrario y abusivo de Jafar Panahi por agentes del régimen de Mahmoud Ahmadinejad, fue motivo de alarma para todos los que desde distintos ángulos participamos en el mundo del cine. Por estos días, la ausencia forzada de Panahi en el jurado del festival de Cannes lo ha puesto en el centro de la atención mundial. Aquella ausencia nos recuerda la persecución carnicera que el régimen de Ahmadinejad ha emprendido contra todo aquello que tenga atisbos disidencia o de simple crítica. Ahmadinejad, como un realizador torpe, ha querido dejar fuera de campo todo lo que le estorba, (entre otras cosas su pueblo). Lo que su fanatismo le impide ver es que en la vida –y en el cine- aquello que a conciencia dejamos fuera del alcance de la vista, suele terminar conquistando el lugar más visible de todos. Es así como la silla vacía de Panahi, entre el resto de los miembros del jurado, ha vuelto al realizador iraní más visible que nunca, y hace de su persona un verdadero ejemplo de la lucha por el derecho a la creación y la expresión libres.

En 1997 un cándido beso de Abbas Kiarostami a Catherine Deneuve, con Cannes como telón de fondo, suscitó la indignación (violenta) de los grupos más ortodoxos de la revolución islámica iraní. Hoy, ver vacía la silla de Panahi suscita nuestra indignación (pacífica). Sería difícil encontrar dos tipos de indignación más distintos: el de la dictadura hunde sus raíces en el miedo a la libertad, el nuestro en el miedo a que la libertad sea sesgada. Y mientras escribo estas líneas, se ha transformado en consternación porque Jafar Panahi ha decidido iniciar una huelga de hambre.

Hasta ahora pensaba que quizás lo único que unía a Panahi con la historia de las cinematografías latinoamericanas era la herencia del neorrealismo. Un legado que le escuche asumir públicamente en el festival de Valdivia del año 2006. Sin embargo, hay más puntos de confluencia entre nuestros cines y el suyo.

La situación que atraviesa Jafar Panahi no es lejana de lo que ha sido, demasiadas veces, una constante en la realidad latinoamericana. La lucha por la libertad hermana a Panahi con una larga, muy larga, serie de realizadores de nuestro continente que conocieron distintos tipos de represión por oponerse al régimen dictatorial de turno. Solanas, Birri, Vallejo, Getino, Cedrón, Rocha, Guzmán, Littin, Soto, Castillo, Ruiz, Buñuel –me permitirá don Luis que lo incluya- Sanjinés y Guillén Landrián, por mencionar sólo los primeros que vienen a mi mente, estuvieron forzados a exiliarse en algún momento de sus vidas. Otros como Gleizer, Juárez o Müller se encuentran entre las víctimas mortales de Videla y Pinochet. No vale la pena detenerse a nombrar los detenidos, no hay lista, por exhaustiva que sea, que pueda llegar a aproximarse a su cifra real, me contentaré con nombrar a la chilena Elena Varela, detenida en plena democracia -¡2008!- cuando realizaba un documental sobre el conflicto mapuche.

Cientos de metros de películas arrojados al fuego, cientos que han servido de materia prima para peines o que han sucumbido bajo tijeretazos. Esa ha sido la gesta de quienes prefieren imponer una mordaza antes que dejar hablar a las imágenes. Sin duda puede afirmarse que tanto la represión como la lucha por la libertad han marcado buena parte de la historia de nuestro cine.

Quizá lo hagan también a futuro. Mucho me temo que en nuestras latitudes y en el resto del mundo la lista de cineastas detenidos, torturados, exiliados o asesinados esté lejos de haberse cerrado. Seguirán incrementándose, como es obvio, cada vez que surja un nuevo régimen castrador. Se trata pues de una seguidilla de atropellos que no conoce ni principio ni final, como un círculo, como aquel círculo de la celda iraní con el que concluía magistralmente la película homónima de Jafar Panahi (2000). Pero a ese círculo vicioso se antepone otro que se construye gracias a la voluntad de antiguas, presentes y futuras generaciones de cineastas dispuestos a luchar por la libertad de expresión.

sábado, 1 de mayo de 2010

Entrevista a Marialy Rivas:

Pionera del cine de temáticas homosexuales en Chile

Por María José Bello N.
(entrevista de diciembre de 2009, publicada en la Revue Cinémas d'Amérique Latine de Toulouse Nro. 18, año 2010)

Blokes (2010), seleccionado en la competencia de cortometrajes del Festival de Cannes

A los 19 años, cuando recién cursaba el segundo año de su carrera, Marialy Rivas dirigió el cortometraje documental Desde siempre (1996) que, a través de diversos testimonios, abordaba la homosexualidad en Chile a mediados de los años noventa. Hay que considerar que recién en 1998 se derogaría el artículo 365 del Código Penal chileno que castigaba con cárcel la sodomía. En una época en que la realidad gay era desconocida y censurada por gran parte de la sociedad, el cortometraje fue una bocanada de aire fresco que tuvo un eco mucho mayor que el esperado. De ser un pequeño proyecto de escuela, terminó siendo exhibido en varios festivales nacionales. Ganó el Festival de Cortometrajes de Santiago, fue comentado en la prensa nacional y reseñado en Cahiers du Cinéma.

Esta obra se destaca por su calidad artística y por la sensibilidad y profundidad en el tratamiento del tema. El relato del documental fue construido a partir de entrevistas previas que tuvo Rivas con los personajes, quienes durante el rodaje recrearon situaciones a partir de la emoción que les inspiraban unos textos basados en sus propios testimonios. El estilo resultó bastante innovador porque no se utilizó la clásica dinámica de entrevista, sino que se apostó por diluir los límites entre ficción y realidad. Luego de esta exitosa primera experiencia como directora y después de terminar sus estudios, Rivas cursó una especialización en Nueva York gracias a una beca; no obstante, se alejó del cine para concentrarse en el trabajo publicitario, en productoras chilenas y españolas. Hace algunos años comenzó a planificar su retorno al séptimo arte a través de tres proyectos: Blokes, Joven y Alocada y Todas íbamos a ser reinas. En todos ellos volvemos a encontrar al erotismo y la identidad sexual como temas centrales. El cortometraje Blokes y el largometraje Joven y Alocada cuentan con el financiamiento del Fondo de Fomento Audiovisual.

¿Por qué elegiste ser directora en una época en que casi ninguna mujer se dedicaba al cine en Chile?

Cuando yo entré a la Escuela de Cine de Chile era el primer año en que se impartía la carrera. No era como ahora que está de moda estudiar cine y mucha gente lo hace. Para mí fue algo de vocación. Creo que tal vez influyó el hecho de que en mi casa no me dejaban ver televisión, entonces iba tres veces a la semana al cine. No lo elegí yo, fue un llamado. A los siete años ya sabía que quería ser directora.

Tu primer proyecto fue Desde siempre ¿cómo surgió la idea de este documental?

Era un domingo por la noche y el martes había que presentar los proyectos para el segundo semestre. Yo estaba enrollada con mi propia sexualidad y soñé con el corto. Me desperté el lunes en la mañana y vi desfilar -como en una bola de cristal- la película entera. Me quedé todo ese día escribiéndola. Fue más bien un regalo y no una decisión racional de cómo enfrentar el proyecto.

Los personajes son muy interesantes ¿cómo hiciste el casting?

Fue muy loco porque como era tan chica nada me importaba, entonces le preguntaba a cualquier persona si quería participar. Como era un trabajo de escuela nadie pensó que se iba a difundir mucho, entonces era más fácil que la gente accediera a aparecer y dar su testimonio. Había amigos de amigos, al transformista lo conocí en una discothèque, y así fui contactando gente y eligiendo a los personajes.

Es un documental, pero trabajaste también con elementos de la ficción…

Sí, es un docu-ficción. Yo entrevisté a estas personas por muchas horas y después hice un libro. En este libro de entrevistas busqué el lado que me interesaba de cada uno. Después generé unos textos de un minuto, basados en sus palabras, pero enfatizando lo que a mí me interesaba mostrar, la faceta más interesante de cada personaje. En el rodaje se les pasaba el texto y se les hacía actuar en una situación de ficción, o sea re-actuar estas palabras. Por eso quedó como una historia de realidad ficcionada.

¿Cómo fue la reacción de la prensa ante un filme gay?

Era la primera vez que alguien hacía una película así, entonces causó bastante revuelo. Pero hubo un gran apoyo por parte de la prensa, algo que agradezco porque si bien ahora les va bien a las películas chilenas, en 1996 era muy raro que alguien hiciera cine. Desde Siempre fue comentada en los diarios, fue reseñada en Cinemanía de España, en Cahiers du Cinéma, fue mostrada en el programa de televisión Cine Vídeo, en MTV...

¿Qué efectos tuvo esta publicidad en las personas que participaron en el proyecto?

Fue una batalla, porque se pasó de “hagamos una cuestión de escuela” a que el documental saliera en todos lados. Y en ese tiempo no era llegar y decir: "soy gay". Algunos de los personajes me llamaban llorando para que no mostrara la película. Fue muy complicado porque como yo no les hice firmar un contrato, entonces terminé mostrando en la televisión sólo las partes de las cuales tenía las autorizaciones. Esto también influyó en que no me esforzara por seguir difundiendo el corto en otros festivales.

¿Crees que en Chile hoy la sociedad es más abierta para hablar de sexo, erotismo y homosexualidad que en los 90?

Claro que ha habido una liberación. Cuando yo hice Desde Siempre, muchos de mis actuales amigos tenían unos 13 años. Ellos me han contado cómo el corto se transformó en una especie de ícono traficable en VHS porque ¡Santo Dios! mostraba gays, y ellos veían por primera vez en su vida algo así, al mismo tiempo que durante las proyecciones del corto algunos adultos lanzaban cosas a la pantalla o salían iracundos de las funciones ante tanta degeneración. En los noventa no se hablaba de los gays no había lugares gay friendly, ni gays en programas televisivos, ni en campañas políticas ni en ningún otro lado. Simplemente los gays no existían, sólo habitaban su ghetto gay junto a otros gays. Ghettos a los que era imposible llegar a no ser que se fuera de la mano de un gay. El tema todavía es denso y la gente sufre y se esconde. Y aunque los adolescentes de hoy tienen menos miedo a probar de todo y decir quiénes son, igual Chile sigue siendo un país predominantemente homofóbico.

¿Qué rol ha tenido la juventud en la reivindicación de sus derechos sexuales?

La liberación adolescente me imagino que responde a una mezcla de factores, podría aventurar las cosas más obvias y evidentes. Veinte años de democracia hacen que florezca la diversidad y la gente tenga menos miedo de ser diferente, lo que lleva inevitablemente a una sociedad más tolerante. Internet y su fuerza demoledora que pone al alcance de todos, películas, libros, videos de diversas culturas donde este tema está superado o por lo menos más avanzado. Un niño o adolescente gay puede por lo tanto verse reflejado con sus angustias y dudas y encontrar posibles soluciones sólo al alcance de un clic. También la inclusión de homosexuales en las teleseries, que en Chile son creadoras de cultura, de cultura chatarra, pero cultura al fin y al cabo. Esto comenzó con el gay de la teleserie Machos, escrita evidentemente por dos guionistas homosexuales.

Pasemos a tus proyectos actuales. ¿De qué trata el cortometraje Blokes?

Yo trabajaba en una productora que se llamaba Cinecien, la cual tenía la idea de hacer una película a partir de tres historias. Una de ellas era el cuento Blokes del escritor Pedro Lemebel. Si bien ese largometraje nunca se hizo, yo quedé muy obsesionada con este relato que trata de un niño que en plena dictadura se enamora de su vecino adolescente. Se obsesiona con él y va a intentar conservarlo a toda costa, con consecuencias desastrosas para el mayor de ellos. Es una historia muy bonita porque muestra cómo la "gran historia" (dictadura) termina transformando a la "historia mínima" (el despertar sexual), en algo terrible. Tuve que perseguir a Lemebel durante varios años para poder obtener los derechos y adaptar la historia.

¿El estilo de este cortometraje se parece a Desde siempre?

No, éste es un corto netamente de ficción. En cuanto a la estética, fue clave la utilización de unos lentes anamórficos que son los que usó Pablo Larraín ahora en su película Postmortem. Estos tienen un efecto wide, más ancho que un lente normal y definieron la estética de la película. Yo sabía que quería trabajar una historia que tratara de la sensualidad, utilizando la cámara lenta como recurso para hablar de los mundos interiores de los personajes, pero como el formato era tan particular, la técnica terminó generando un lenguaje. Fue curioso porque los lentes no permitieron que la sexualidad fuera abordada de una forma más explícita. Por ejemplo hay una escena en que el niño se masturba en un baño. Pero el baño era tan pequeño, que al personaje se le veía sólo la parte superior del cuerpo. No porque yo quisiera ser menos explícita, sino porque ese era el lente más abierto que yo tenía. Yo me lo imaginaba más crudo y un poco más violento, pero se suavizó con el tema de los lentes y el tamaño de las habitaciones.

Estás trabajando en tu primer largometraje. ¿De qué trata este proyecto?

Todas íbamos a ser reinas iba a ser mi primera película. Gané Corfo[1] y un premio de guión, pero como todavía no trabajaba en la productora Fábula, estaba sola y sacaba adelante el proyecto con mucho esfuerzo. Eran tres historias ambientadas en épocas distintas, un desafío sumamente complejo para una opera prima. Cuando entré a Fábula la presentamos al Fondo de Fomento Audiovisual y llegó a la final junto con Postmortem de Pablo Larraín. Los jurados nos querían premiar a los dos, pero en las bases decía que una productora no podía ganar financiamiento para más de un proyecto, y finalmente ganó Pablo. A pesar de todo, creo que esto fue una suerte porque hace tiempo que yo seguía el blog de una niña bisexual de familia evangélica, y quería hacer una película sobre ella. Fue así como nació Joven y Alocada. Escribimos el guión en tres semanas para presentarlo al Fondo de Fomento este año y lo ganamos.

¿Y qué pasó con Todas íbamos a ser reinas?

La estamos postulando ahora como serie de TV, en doce capítulos. Son tres historias de mujeres, una de ellas ambientada el 11 de septiembre de 1973, otra el día del plebiscito (1988)[2], y la tercera el día de la elección de la presidenta Michelle Bachelet (2006). Todas están basadas en historias reales. La primera habla de María Paz Santibáñez, una pianista que quedó parapléjica tras ser baleada durante la dictadura. Después de muchos años recuperó sus facultades y pudo retomar su profesión. La siguiente está basada en dos mujeres que fueron las primeras que se casaron en territorio americano y que son chilenas. Cuando eran niñas estaban enamoradas y los papás las separaron. Una se casó y la otra se fue a Canadá. Muchos años después, la que vivía en Norteamérica supo que la otra se había divorciado y vino a Chile a buscarla. Cuando en Canadá aprobaron la ley de matrimonio homosexual, fueron las primeras en casarse. Y la tercera, es la historia de una joven a la cual su hermana menor le pide ayuda para abortar, el día en que se está eligiendo a Michelle Bachelet como presidenta. Es bueno que finalmente vayan para televisión y no para un largometraje porque son tres historias densas dramáticamente que necesitaban más desarrollo que 30 minutos cada una.

Cuéntame del estado de desarrollo de Joven y Alocada y de las motivaciones que te llevaron a desarrollar la idea de esta película.

Lo que me atrae es la dualidad que tiene el personaje. Ella no se declara gay sino bisexual. Ella no es evangélica, pero como ha sido criada en esa cultura, le tiene miedo al infierno. Por una parte escribe un blog súper sexual, pero por otra, los papás no la dejan salir de noche. Ese conflicto constante, esa dualidad que tiene en todos los ámbitos de su vida, es lo que me interesó y eso quiero contar, mucho más que la problemática de ser gay o no ser gay. Me interesa el tema de la sensualidad, pero desde la perspectiva del sexo en su totalidad. Este guión lo quiero acercar a Desde Siempre para que tenga ese estilo de docu-ficción. En algún momento pensé que la niña que escribía el blog podría protagonizar la película, pero después me di cuenta de que no era conveniente para ella en términos familiares. Para construir el guión he hecho muchas entrevistas con esta chica. Y aunque hay elementos de ficción, la mayor parte son vivencias reales. La historia la hemos estado trabajando con la novelista María José Viera-Gallo y ahora va a entrar Pedro Peirano[3] como coguionista. Quiero empezar el rodaje en julio (2010) y la protagonista será finalmente Alicia Rodríguez, de Navidad (Sebastián Lelio, Chile, 2009). Me gustó la fuerza y el magnetismo que tiene en pantalla. Además, su edad correspondía con la edad del personaje, y creo que esto es algo importante.

¿Qué piensas de los festivales de temáticas gays que están en pleno auge en este momento?

Yo creo que centrarse sólo en este tipo de cine es malo, es un círculo muy pequeño. La gente que más necesita ver cine gay es la gente no gay y a estos festivales va pura gente gay. Entonces es como mirarse el ombligo. Pienso que uno tiene que ser capaz de crear películas que sean transversales, que generen interés por muchas otras razones. Lo que quiero despertar en el público con mi cine es pasión y reflexión sobre ellos mismos y su entorno. En Chile se están haciendo películas maravillosas. Creo que se están tocando todos los temas y espero poder aportar algo a este momento tan bonito que se está viviendo, gracias a los diferentes autores que han surgido. Es algo inédito.



[1] Premio de la agencia estatal de desarrollo económico de Chile encargada de impulsar la innovación en diferentes sectores productivos.

[2] En el Plebiscito de 1988 la sociedad chilena debió elegir entre proseguir con la dictadura de Augusto Pinochet o la apertura hacia un sistema democrático.

[3] Peirano fue coguionista de La Nana de Sebastián Silva (Chile, 2009).