miércoles, 26 de mayo de 2010

Tres mujeres latinoamericanas compitieron en Cannes

Por María José Bello N.

Marialy Rivas (Chile), Marcia Faria (Brasil) y Mónica Lairana (Argentina) fueron las representantes latinoamericanas de la competencia de cortometrajes de este año en Cannes, categoría que reunió nueve trabajos de ficción, animación y documental de diferentes rincones del mundo.

Blokes de Marialy Rivas es un corto basado en un cuento de Pedro Lemebel. Cuenta la historia de Luchito (13) que, en plena dictadura, se enamora de su vecino. Es una historia cargada de erotismo que cruza el despertar sexual de un niño con la historia política del país. Estaçao de Macia Faria, nos adentra en la cotidianeidad de Inés (21), una chica brasileña que sueña con ser actriz. Deja Brasilia para probar suerte en Sao Paulo pero termina viviendo en la estación de trenes. Rosa de la argentina Mónica Lairana nos muestra la cotidianeidad de una mujer de edad madura, quien busca en la masturbación y en el sexo pasajero una vía de escape a la monotonía de su vida.

El sábado 22 de mayo, penúltimo día de festival, fue el turno de los cortos. La función –que tuvo lugar a las 11 de la mañana en la sala Debussy del Palais des Festivals- contó con una gran afluencia de público. Asistieron asimismo los directores y los jurados de la competición. Pese a la importante presencia latinoamericana y la calidad de los tres trabajos presentados, ninguno de ellos logró hacerse acreedor de un premio en el certamen. La palma de oro fue otorgada al cortometraje de animación francés Chienne d’histoire de Serge Avédikian que trata sobre una deportación masiva de perros a una isla luego de que éstos hubieran invadido las calles de Constantinopla en el año 1910. Historia con una interesante técnica de animación, pero con un guión bastante plano, los 15 minutos de duración del cortometraje se hacen largos y a mi parecer este trabajo está lejos de ser el mejor corto de la competencia…. Distinto es el caso del documental Micky Bader de la directora sueca Frida Kempff que obtuvo el premio del jurado. Es la historia de Micky, una abuelita que asiste desde hace más de medio siglo al club de natación de su ciudad. Mientras vemos imágenes del lago al que acude durante todas las estaciones del año, su cálida voz nos introduce en las vivencias de su larga vida: la juventud, el amor, el temor a persecución nazi, la familia y el placer de disfrutar de la existencia.

El veredicto del jurado en esta categoría me pareció tibio, poco arriesgado. Los dos cortometrajes premiados son políticamente correctos, consensuales y bastante predecibles. Este no es el caso del resto de la competencia y particularmente de los cortos latinos, bastante más jugados. Pero la decisión de los jurados en los grandes festivales tiende siempre a ser un poco conciliadora…

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