domingo, 7 de junio de 2009

La experiencia chilena en el Short Film Corner de Cannes

Fotograma de D-Construir de Eduardo Bunster

Por Ignacio del Valle

“A ciertas horas parecía la ONU”, así describe el realizador chileno Ricardo Núñez el enjambre de cineastas, productores, distribuidores y compradores que pululaban por los pasillos y las salas de visionado del Short Film Corner del Festival de Cannes 2009. Talleres, mesas redondas, proyecciones, puestos de visionado y, sobre todo, encuentro de negocios: todo a disposición del mundo del corto. Aunque no forma parte de las categorías oficiales del certamen, este mercado internacional de cortometrajes despierta cada vez más interés.

A lo largo de su quinta edición, llevada a cabo entre el 13 y el 22 de mayo, en el Short Film Corner se pudieron ver 1830 cortometrajes provenientes de más de ochenta países. De ese total de filmes seleccionados, seis son chilenos. ¿Una cifra ridícula? En absoluto, sobre todo si se tiene en cuenta, por un lado, el tamaño reducido de la cinematografía chilena y, por otro, que el 90% de los cortometrajes exhibidos provenía de Norteamérica y Europa (Francia por sí sola representó el 24%, en lo que es un claro ejemplo de las ventajas de jugar en casa).

Aquel lugar llamado Cine Plaza, de Ricardo Núñez; D-Construir, de Eduardo Bunster; Escorbo, de Diego Rougier (coproducción argentino-chilena); Tres al sol, de Tomás Yovane; El día del Sol, de Eduardo Peralta y Justo cuando es marzo te marchas, de José Miranda fueron las producciones chilenas que participaron. Todas de realizadores jóvenes, todas muy distintas entre sí, todas -o casi- trabajos universitarios y operas primas. Ninguna –inexplicablemente- dirigida por una mujer.

La mitad de esas producciones fueron enviadas a Cannes por Gitano Films y el Centro de Arte Alameda. Se trata de los films de Yovane, Peralta y Miranda. “El Short Film Corner es una de las más grandes muestras de cortometrajes del mundo, por ende, como Gitano Films nos interesa tener presencia de filmes chilenos independientes, que tengan un punto de vista diverso. Un material que no sea del circuito más mainstream del cine chileno”, explica Rodrigo Sáez, que se encargó desde Chile de coordinar el trabajo de Gitano Films en Cannes. La productora envió a Alejandro Parra como representante de los filmes chilenos que se daban cita en esa mole elefantiásica color crema que es el Palais des Festivals.

El trabajo de Gitano es fundamental para explicar la presencia relativamente alta de filmes de Chile, en comparación con otros países latinoamericanos con una cinematografía de talla similar, como por ejemplo Colombia. Por otra parte, junto a los tres cortos exhibidos en el Short Film Corner, Gitano Films presentó seis largometrajes chilenos en el Marché du Film del festival de Cannes: Te creís la más linda, Mami te amo, Edgar, Ana, Debut y Empaná de Pino. “Lo principal es que el material de estos realizadores pueda ser visto por gente que, a la vez, genera acceso a otras instancias de público, además de poder hacer que estos mismos directores se hagan un nombre en la escena cinematográfica mundial”, sostiene Sáez.

En el caso concreto del Short Film Corner la posibilidad de tener acceso a distribuidores de todo el mundo es más que real. A los 22 mil visionados de material producidos durante Cannes 2009, se añade la posibilidad de que cualquier comprador o seleccionador de otros festivales que esté inscrito pueda ver desde la página web del Short Film Corner el filme que sea de su interés. Sin embargo, el alto número de películas seleccionadas hace que la competencia por captar la atención de un eventual comprador sea muy dura. ¿Es efectivo el sistema? Es una pregunta pertinente sobre todo para los realizadores que habiendo quedado clasificados no pudieron acudir a Cannes personalmente.

“Decidí enviar mi corto a Cannes porque es un lugar donde supuestamente va a tener la atención de cineastas y productores de todo el mundo y donde, de asistir, podría compartir con esa gente y tener la posibilidad de hacer ciertos contactos que me permitieran seguir haciendo cine, ya no tan dificultosamente”, explica Eduardo Bunster, autor de D-Construir. Su film, fruto de cinco años de labor, resalta por su minuciosidad técnica y un trabajo estético de gran factura que recuerda la lucidez creativa de Alicia en el país de las maravillas de Jan Svankmajer. Pese a ello, Bunster no pudo ir a la puesta de largo de su propio filme y tuvo que conformarse con vivir todo el proceso desde Chile.

“Vivir el festival desde lejos te deja en la incógnita”, sostiene. “Tienes información vía mail de que personas han visto tu película a través de la página web del SFC, los eventos y otras actividades relacionadas, pero no sabes realmente lo que está pasando y obviamente no tienes la oportunidad de presentar tu película personalmente a la gente que asiste, que sería lo ideal. Creo que la experiencia la hubiese aprovechado muchísimo más asistiendo al festival en persona”.

“Hasta el momento, no he sabido nada de lo que ocurrió en el festival, espero recibir esa información con la productora que lo envió”, cuenta por su parte Tomás Yovane, realizador de Tres al Sol, un film de la Escuela de Cine de Chile que juega con la construcción en abismo e indaga sobre los fenómenos de recursividad a los que tan bien se puede prestar la narración cinematográfica.

Pese a la falta de información de la que hablaba Yovane, la experiencia sigue pareciéndole de gran importancia: “Obviamente, tener la oportunidad de participar del Festival de Cannes me produjo una sensación de confianza en mi trabajo, sin importar qué sucediera después, el hecho de estar presente, ya es un premio”. Una postura similar mantiene Ricardo Núñez, que no duda que calificar el Short Film Corner como “la experiencia profesional más importante de mi vida” y añade: “el Festival de Cannes es un desafío mental, físico y emocional a todas luces. Es una experiencia impagable para tu experiencia profesional”.

Aquel lugar llamado Cine Plaza, es el primer cortometraje que dirige Núñez y contó con fondos de la Universidad Uniacc y el patrocinio de la Comisión Chile Bicentenario. El filme -con ciertas reminiscencias del cine de Giuseppe Tornatore- es según el director “una alegoría a todos aquellos cines pequeños – de los cuales ya quedan muy pocos- y la relación generacional entre estos dos personajes (un niño y un viejo) que están conectados a través de su amor por las películas”. El paso por el Short Film Corner -al que sí pudo acudir- le ha permitido establecer contactos y quedar seleccionado en otros festivales internacionales.

¿Por qué no hay más cortos chilenos (y latinoamericanos en general) en el Short Film Corner? Las producciones latinoamericanas se acercaron tímidamente al centenar, lo que representa el 5% del total. Más allá de la participación considerable de México (42), Brasil (21) y Argentina (14) –las tres mayores industrias de la región-, la gran mayoría de los países latinoamericanos que acudieron a este mercado del cine sólo presentaron un cortometraje. Ello se debe sin duda al eterno estado latente del cine de muchas de nuestras naciones, la falta de medios técnicos, incentivos y subvenciones, así como la ausencia de una tradición cinematográfica asentada y otros problemas atávicos de los cines de América Latina. Sin embargo, si se tiene en cuenta que la producción de cortometrajes es, en general, considerablemente mayor a la de largometrajes, el escaso número de cortos seleccionados sigue siendo desconcertante. Tal vez la explicación esté en el poco conocimiento que se tiene de esta iniciativa del Festival de Cannes.

“A decir verdad, no tenia idea que existía el Short Film Corner hasta que la Escuela de Cine de Chile y Gitano Films me llamaron para decirme que estaban interesados en enviar el corto al festival”, reconoce abiertamente Tomás Yovane. Eduardo Bunster, por su parte, lo descubrió navegando en página web de Without a Box y Núñez sostiene que el hallazgo se debió a “pura y neta investigación”.

“Esperamos que los próximos años más obras nacionales participen en esta sección, ojalá en bloque, pues este tipo de oportunidades son ideales para fortalecer la creación de cineastas emergentes con experiencias internacionales”, afirma Núñez.

Nosotros también.

Trailer de Aquel lugar llamado Cine Plaza



Trailer D-Construir from Holoscopica on Vimeo.

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