martes, 21 de julio de 2009

La voz de las alas: el laberinto de Jorge Echeverri


Por Ignacio del Valle

Colombia, años sesenta, Beatriz –Valentina Rendón- estampa el carmín de sus labios en la mejilla de su hijo Lázaro que afronta su primer día de clases. Colombia años ochenta, Rosa -Valentina Rendón- enfundada en su corsé de prostituta de lujo, coquetea con su medio hermano Lázaro. Colombia, año 2000, la guerrillera Rosa –sí, hablo de Valentina Rendón- custodia la celda de Lázaro. Londres, año 2005, Milena (ex Rosa, pero aún encarnada por Rendón), cojea por las calles de la gran ciudad, un hombre la observa desde su automóvil… se trata de Lázaro, ¿cómo no?

La voz de las alas, de Jorge Echeverri, es ante todo el recorrido amoroso de más de cuarenta años que siguen dos personajes –o si se quiere tres- Lázaro y su madre/media hermana. Poco importa que Rendón juegue dos roles, ella encarnará siempre el objeto de deseo del protagonista. El amor edípico de un niño hacia su madre hallará su satisfacción, con el correr de los años, en su media hermana. De la mano de Echeverri nos adentramos en un universo incestuoso, que el cineasta colombiano aborda sin un ápice de moralina. A su vez, Echeverri no hace del erotismo su principal caballo de batalla –aunque sea un elemento que cruza toda la película-, la cámara no esquiva los cuerpos sudorosos, a veces sucios, quizás ansiosos, pero se esfuerza además por crear atmósferas perturbadoras, enturbiadas, inquietantes. Un universo fuertemente melancólico e inestable, donde la pasión tiene el gusto dulce de una fruta que comienza a fermentar. Y donde no hay lugar para la inocencia.

Como en sus tres anteriores filmes, Echeverri se embarca con La voz de las alas en un proyecto sumamente personal. No contento con asumir el guión y la dirección del filme, se hace cargo también de la producción, el montaje, la fotografía, y la dirección de arte. ¿Síntoma de escasez de recursos? En absoluto. Según datos del ministerio de cultura de Colombia, el presupuesto estimado de la película es de casi 600 millones de pesos –un cuarto de millón de dólares-, nada mal para una producción latinoamericana. La multiplicidad de locaciones, el vestuario, las distintas recreaciones de época y el retrato de la guerrilla dan buena cuenta de la enorme ambición que envuelve al filme. Si pese a las dimensiones de su proyecto Echeverri decidió llevar él solo las riendas de gran parte del trabajo tras las cámaras, la explicación habría que buscarla en su celo por desarrollar una mirada personal e independiente.

El filme se nutre de fuentes heterogéneas que resultan desconcertantes: metáforas visuales, citas literarias, universo kafkiano, erotismo, psicologismo y drama, se dan la mano con cierta inclinación por el melodrama televisivo y la profusión de lágrimas (pese a lo cual es digno de destacarse el desempeño de Valentina Rendón y de Rolf Abderhalden, éste último como Lázaro). En 98 minutos la imagen se esfuerza inicialmente por recrear la textura vintage de los 16 mm, para después optar indistintamente por la cámara al hombro y los planos fijos. Por su parte, el montaje pasa de la breve inserción de planos detalle que rompen la linealidad del relato visual, al más clásico montaje invisible. El resultado es un filme difícil de aprehender globalmente, con ritmos diversos, incoherencias y altibajos extremadamente acusados. Al terminar de ver la película, da la sensación de haber asistido a un collage, de haber visto tres o cuatro películas que han sido unidas con más voluntad que coherencia. La experiencia puede dejar un poco pasmado al espectador, pero no por ello carece de interés.

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Diegogue dijo...

psicologismo?

Mª José Bello - Ignacio del Valle dijo...

psicologismo.
1. m. Tendencia que hace prevalecer el componente psicológico en las disciplinas a cuyo estudio se aplica.

diego fernando gallo casas dijo...

EN DONDE PODRIAMOS ACCEDER A LA PELICULA ?